Los errores que te hacen mal compañero de pádel

Desgraciadamente, a casi todo jugador de pádel le ha tocado bailar con la más fea: aquel jugador que te hace quitar las ganas de seguir jugando al pádel, aquel jugador que se denomina como “un mal compañero de pádel”. El pádel es un deporte en pareja, en el que debe brindar la deportividad y el compañerismo, aunque en algunas ocasiones haya escasez de ello.

Al final y al cabo, a nivel amateur, lo más importante es disfrutar y pasar un buen rato con los amigos. Aunque eso es lo que se suele decir antes del partido. Una vez dentro, mucha gente solo quiere “ganar, ganar y ganar” y se convierten, en ocasiones, en malos compañeros de pádel.

El pádel es un deporte de parejas, y, por muy buenos que seamos individualmente o por muy buena pala que tengamos, si no somos capaces de compenetrarnos con otra pareja, perderemos casi todos nuestros partidos. Y no sólo eso, sino que, lo peor, es que acabaremos cabreados en la mayoría de partidos.

En muchas ocasiones, la culpa siempre recaerá sobre el compañero. Algunos prefieren ver solo los errores de su compañero, antes que mirar tu propia barriga. Por ello, procedemos a exponer casos (algunos, ya que habrá miles) de malos compañeros en el pádel:

Exceso de importancia a los errores del compañero

Suele ocurrir mucho. Con típicas frase: “Así no puedes golpear esa bola, tio” o “Eso no podemos fallarlo. Hemos perdido por esa tontería”. La importancia a los errores de su compañero es altísima, pero a los suyos nula. Ya podrá fallar más o menos, que no reconocerá sus propios errores, únicamente los otros.

Error garrafal. En el pádel, la concentración es uno de los aspectos más importantes y lo ideal sería dorar la píldora con el compañero, tratando de hacer olvidar los fallos que ha cometido. Con comentarios positivos, el compañero seguro que volverá a ir cogiendo moral para afrontar el resto del encuentro, mientras que si recibe esos comentarios únicamente servirá para hundirlo todavía más en el bucle que se ha metido.

Invasión de la zona de juego del compañero

No confía en el compañero y por ello, se mete en su zona para golpear todas las bolas que sean posibles. Se considera como la estrella del equipo y cree que es una de las soluciones para ganar el partido. Porque es ilegal cambiarse cuando recibes los saques del rival, sino también iría cambiando para restar todas las bolas. Un despropósito.

En la red, queda hablado que el golpeo en el centro es suyo, pero es que una bola que vaya a la zona del compañero también se mete para golpear y aunque llegue forzado y la tire a la valla, no tendrá la culpa. Un buen compañero debe respetar a su pareja, permitirle que disfrute jugando y ante todo, deportividad.

Jamás tiene la culpa

Ya puede fallar restos, bandejas o remates, que nunca tendrá la culpa de sus fallos. A veces son capaces de decirte en una bandeja “La he fallado porque me has molestado, te ví y pensaba que vendrías a golpear”. Tienen para todo, pero nunca para sus propios fallos.

Otros son aquellos que le echarán la culpa a las condiciones meteorológicas o incluso a las bolas, con frases del estilo: “Con este viento no se puede jugar”, “Me ha cegado el sol/foco” o “Las pelotas no botan, no suben casi nada del suelo”. Son excusas posibles, a todo el mundo le puede ocurrir, pero tú no te podrás excusar en eso, sólo podrá hacerlo él. Comportamiento diabólico.

Comunicación nula con el compañero

Ya podrás meter varios puntos seguidos, que jamás te reconocerá tu valía. Prefiere mirar para otro lado antes que darte una palmadita o darte la enhorabuena. Envidia por no haber anotado él dicho punto. Jamás te felicitará, ya que está obsesionado con conseguir los puntos de su cosecha.

No hay comunicación, ni en la pista ni en los descansos para hidratarse. Únicamente podrá dirigirse para decirte o recriminarte el último punto que fallaste porque se lo tenías que haber dejado a él que venía de derechas.

Y lo peor… no se queda al “tercer tiempo”

Este tipo de jugadores suelen ser jugadores antipáticos, desagradecidos y aislados de la masa social. Muchos de ellos van de “chulitos” a jugar los partidos y cuanta más gente le esté viendo, más quieren destacar.

Quedarse al tercer tiempo, a comentar el partido con los compañeros y tener una charla amable ni por asomo. Pagan la pista y abandonan el centro deportivo lo más pronto posible.

Bien, tras haber recogido varias circunstancias que te hacen mal compañero, ahora queremos ofrecer como corregir estos aspectos. ¿Cómo ser un buen compañero?

Hay muchas formas de serlo. Entre ellas, tener claro que el pádel es un deporte de pareja. La mentalidad es vital para jugar un buen partido, por eso lo más importante es animar al compañero en todo momento y también conocer las limitaciones en su juego. Tener una comunicación fluida, corregirse errores entre ellos (de buenas maneras) y sobre todo: el respeto.

Además, hay que dar libertad de golpes al compañero (no ir diciendo que tipo de golpeos tiene que realizar), ya que todos podemos tanto acertar como fallar. Por supuesto, queda evidente, que no se debe discutir con un compañero dentro de la pista, eso haría dar por perdido completamente el partido: hay que tratarlo como si de un hermano se tratase.

Y por último y muy importante, nunca falles al tercer tiempo (salvo que la pariente te solicite). Al acabar el partido, es totalmente imprescindible ir a tomarse unas cañas tanto con tu compañero como con los rivales. Eso sí que es la buena vida!

Tras este gran artículo sobre los errores que te hacen un mal compañero (también algunos consejos para ser una buena pareja) seguro que te ha venido a la mente alguno compañero que has tenido alguna vez que tenía estas características y dejaste de jugar con él por desesperación. ¿Es o no?... Nos vemos en el próximo artículo. Buen pádel a todos!